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sábado, 12 de enero de 2008

Sapo común



Sapo común (Bufo bufo, Linneo 1758)

Aspecto compacto, de notable tamaño, hasta unos 20 cm., cundo alcanza la edad adulta. Con una piel verrugosa con coloración de fondo marronácea, pardo amarillenta, olivácea o grisácea, con manchas mas oscuras. El abdomen presenta un color blanco sucio.

Glándulas parótidas grandes y patentes de forma elíptica, extremidades relativamente cortas, ojos con pupila horizontal con el iris rojo o cobrizo, tímpano pequeño y poco visible.

Las hembras son las que alcanzan el tamaño máximo, siendo los machos notablemente más pequeños. Los machos presentan las extremidades anteriores más fuertes así como callosidades nupciales durante el celo.

Localizado preferentemente por la noche o al atardecer en días lluviosos. Prefiere los lugares húmedos con vegetación. Animal marcadamente terrestre. En nuestra región tiene preferencia por los emplazamientos de cierta altitud debido a la mayor humedad de los mismos.

Durante la hibernación permanece oculto en oquedades en el suelo, bajo grandes piedras o entre las raíces de los árboles, haciendo su aparición a principios de abril. Desarrolla su vida sobre todo en bosques, prados y jardines.

Inicia la reproducción a finales de invierno o principios de primavera. Para la reproducción prefiere los arroyos de aguas lentas y limpias o charcas.

La hembra deposita durante la puesta dos cordones de huevos de entre 1000 a 5000, enrollados entre la vegetación acuática. Los huevos eclosionan a los 12 días alcanzando los renacuajos un tamaño próximo a los 3 cm. El sapillo recién metamorfoseado mide solo 1 cm. de longitud.

Se alimenta de gusanos, moluscos e insectos que captura durante sus paseos nocturnos.

Posee como la mayoría de los anfibios glándulas venenosa en la piel, totalmente inofensivas para los humanos salvo que se pongan sus secreciones indirectamente en contacto con las mucosas, ojos, nariz, boca.

Es un notable aliado en la lucha contra los insectos debido a su notable voracidad.

La disminución del número de ejemplares se debe a la alteración de sus ecosistemas, la desecación de sus lugares de puesta y el uso de pesticidas y agroquímicos en exceso.

Bibliografía.

Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España. J.M Pleguezuelos, Rafael Marquez, Miguel Lizana. Ministerio de Medio Ambiente Asociación Herpetológica Española; Madrid (2002).

Anfibios y Reptiles de la Península Ibérica, Baleares y Canarias. Luís Javier Barbadillo, José Ignacio Lacomba, Valentín Pérez Mellado, Vicente Sancho, Luís Felipe López Jurado. Geo Planeta; Barcelona (1999).

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